–Kathy Neufeld Dunn, Associate Conference Minister (KS-based)
I honor Mary’s song, the Magnificat. Here is a simple version of Luke 1.46b-55 (from The Soil and the Seed Project, Vol. 8, p. 9).
We praise you, God!
We rejoice in you, our Rescuer.
You have looked on us with favor.
You have done great things for us.
Holy is your name!
We praise you, God!
We rejoice in you, our Rescuer.
You are full of mercy and strength,
lifting up the weak, but bringing down the powerful.
Filling the hungry, but sending away the rich.
You remember and rescue your people.
We praise you, God!
We rejoice in you, our Rescuer.
When I get cynical this time of year about so much over-spending, glitzy bows, and ridiculous “Christmas songs” that have nothing to do with the birth of Jesus, I read (or sing) Mary’s song.
When I am in despair that there is no justice or peace on earth, I read Mary’s song. Reading this scripture doesn’t change what’s happening around us, but it does reorient me toward God and God’s dream for all of us. God’s dream is that everything will be made right as God intended it. God’s dream of shalom is a dream of peace, hope, justice, and salvation for all people. If we can have the imagination that the prophets had, that shalom is possible, and indeed will come, in God’s time, we will not give in to despair or cynicism.
Let Mary’s song be our song of courage and vision this advent and beyond! God is with us no matter what.
La canción de Mary es nuestra canción
–Kathy Neufeld Dunn, Ministra Asociada de Conferencia (con sede en KS)
Honro la canción de María, el Magnificat. Aquí hay una versión sencilla de Lucas 1.46b-55 (del proyecto El suelo y la semilla [from The Soil and the Seed Project, Vol. 8, p. 9]).
¡Te alabamos, Dios!
Nos alegramos en ti, nuestro Salvado.
Nos has mirado con favor.
Has hecho grandes cosas por nosotros.
¡Santo es tu nombre!
¡Te alabamos, Dios!
Nos alegramos en ti, nuestro Salvador.
Estás lleno de misericordia y fortaleza,
levantas a los débiles, y derribas a los poderosos.
Sacias a los hambrientos, y despides a los ricos.
Recuerdas y rescatas a tu pueblo.
¡Te alabamos, Dios!
Nos alegramos en ti, nuestro Salvador.
Cuando me pongo cínica en esta época del año ante tanto gasto excesivo, lazos llamativos y ridículas “canciones navideñas” que no tienen nada que ver con el nacimiento de Jesús, leo (o canto) la canción de María. Cuando estoy desesperada porque no hay justicia ni paz en la tierra, leo la canción de María. Leer esta escritura no cambia lo que ocurre a nuestro alrededor, pero sí me reorienta hacia Dios y el sueño de Dios para todos nosotros. El sueño de Dios es que todo se arregle tal y como Dios lo quiso. El sueño de Dios con el shalom es un sueño de paz, esperanza, justicia y salvación para todas las personas. Si odemos tener la imaginación que tenían los profetas, que el shalom es posible, y de hecho llegará, en el tiempo de Dios, no cederemos a la desesperación ni al cinismo.
¡Que la canción de María sea nuestra canción de valentía y visión durante este adviento y más allá! Dios está con nosotros pase lo que pase.