What were your early childhood experiences with money? What church experiences and life events have influenced your money attitudes and behavior? 

These questions are included in a “Money Autobiography” exercise in Cultivating Generous Congregations, aseminar sponsored by Everence and the Lake Institute on Faith & Giving. Last weekend I joined representatives from the WDC Stewardship Commission and several WDC congregations to attend this seminar hosted by Everence in Hesston, KS. It is an interactive experience that equips congregations in generosity, theology of money, congregational mission and ministry, leadership and fundraising.

In my own “money autobiography,” I have childhood memories of attending the Mennonite church in Nyanga, Zaire (now the Democratic Republic of Congo) where my parents served as mission workers. At our church, worshippers would go forward to put offerings in the plate at the front of the church, while the congregation sang a rousing song encouraging everyone to “bring your gifts to God.” Each verse of the song addressed a different group of people: “Men, bring your gifts…”  “Women, bring your gifts…” Youth, bring your gifts…” “Little children, bring your gifts…” As the congregation vigorously sang and clapped, each group would take their turn to leave their seats and stream down the aisle – sometimes dancing joyously, maybe even waving their gift in the air – to add their contributions to the offering plate.

I believe that this offering practice illustrates principles of generosity and stewardship that we explored in the Cultivating Generous Congregations seminar:

  • Generosity is embodied. It engages all parts of our lives, including money as well as our bodies, minds and spirits. Generous congregations invite people to give financially to fulfill the church’s mission and ministry, and also offer people ways to share time, skills, relationships, hospitality and other resources. Offering time in worship may include singing, prayer, testimonies, or slips of paper on which to write something we will offer to God or share with the church in the coming week – even if we don’t have cash to give, or already made an electronic transfer or put a check in the offering last week.
  • Generosity is visible. Money is often considered a private matter, a taboo subject for conversation.  We may be worried about the negative influence of pride, power and control that can accompany money, or we are afraid of the shame, guilt, anxieties and inequities that exist around money. Yet, we know that a large portion of Jesus’ teachings and other scripture speak to money and economic justice. In light of that, generous congregations nurture honest conversation about money, practice transparency in managing money, and offer resources to address money issues.
  • Generosity is part of faith formation. Children, youth and people new to the community of faith learn about generosity when they observe others modeling concrete forms of giving and talking about why giving is meaningful. In generous congregations, young people and new believers grow in faith as they are invited to participate in giving as a regular discipleship practice for followers of Jesus.
  • Generosity is joyful – even fun! It is giving that arises out of gratitude – not coercion or manipulation. Generous congregations don’t “take” the offering; instead, they invite us to share, give, and participate as meaningful opportunities to live out our faith and participate in something bigger than ourselves. So, as you practice generosity – whether that is to put a gift in the offering plate, click on the “Donate” button, cook for a fundraising meal, volunteer for community service, or share friendship with a neighbor or refugee – give thanks and rejoice that you can be part of God’s generous gift of life and love for the world!

-Heidi Regier Kreider, WDC Conference Minister


Cultivando Congregaciones Generosas

¿Cuáles fueron sus experiencias con dinero en su infancia? ¿Qué experiencias en la iglesia y eventos de la vida han influido en su actitud y comportamiento con respecto al dinero?

Estas preguntas están incluidas en un ejercicio de la “Autobiografía del dinero” en Cultivando congregaciones generosas, un seminario patrocinado por Everence y el Lake Institute on Faith & Giving. El fin de semana pasado me uní a representantes de la Comisión de Administración de WDC y varias congregaciones de WDC para asistir a este seminario organizado por Everence en Hesston, KS. Es una experiencia interactiva que equipa a las congregaciones en generosidad, teología del dinero, misión y ministerio congregacional, liderazgo y recaudación de fondos.

En mi propia “autobiografía del dinero”, tengo recuerdos de mi infancia cuando asistía a la iglesia menonita en Nyanga, Zaire (ahora República Democrática del Congo), donde mis padres servían como misioneros. En nuestra iglesia, los feligreses pasaban al frente para poner sus ofrendas en el plato, mientras la congregación cantaba una canción conmovedora animando a todos a “traer sus ofrendas a Dios”. Cada estrofa de la canción se dirigía a un grupo diferente de personas: “Hombres, traigan sus ofrendas…” “Mujeres, traigan sus ofrendas…” Jóvenes, traigan sus ofrendas…” “Niños, traigan sus ofrendas…” Mientras la congregación cantaba vigorosamente y aplaudiendo, cada grupo tomaba su turno para levantarse de sus asientos y correr por el pasillo, a veces bailando alegremente, tal vez incluso agitando su ofrenda en el aire, para agregar sus contribuciones al plato de ofrendas.

Creo que esta práctica de ofrenda ilustra los principios de generosidad y mayordomía que exploramos en el seminario Cultivando Congregaciones Generosas:

  • La generosidad se encarna. Involucra todas las partes de nuestras vidas, incluido el dinero, así como nuestros cuerpos, mentes y espíritus. Las congregaciones generosas invitan a las personas a dar financieramente para cumplir con la misión y el ministerio de la iglesia, y también ofrecen a las personas formas de compartir tiempo, habilidades, relaciones, hospitalidad y otros recursos. Ofrecer tiempo en la adoración puede incluir cantos, oraciones, testimonios o papelitos en los que escribimos algo que ofreceremos a Dios o compartiremos con la iglesia en la próxima semana, incluso si no tenemos dinero en efectivo para dar o si ya lo hemos hecho con una transferencia electrónica o ya pusimos un cheque en la ofrenda de la semana pasada.
  • La generosidad es visible. El dinero a menudo se considera un asunto privado, un tema tabú de conversación. Puede que nos preocupe la influencia negativa del orgullo, el poder y el control que puede acompañar al dinero, o que tengamos miedo de la vergüenza, la culpa, las ansiedades y las desigualdades que existen en torno al dinero. Sin embargo, sabemos que una gran parte de las enseñanzas de Jesús y otras escrituras hablan del dinero y la justicia económica. A la luz de eso, las congregaciones generosas fomentan una conversación honesta sobre el dinero, practican la transparencia en el manejo del dinero y ofrecen recursos para abordar los problemas de dinero.
  • La generosidad es parte de la formación en la fe. Los niños, jóvenes y personas nuevas en la comunidad de fe aprenden sobre la generosidad cuando observan a otros modelar formas concretas de dar y hablar sobre por qué dar es significativo. En las congregaciones generosas, los jóvenes y los nuevos creyentes crecen en la fe al ser invitados a participar en dar como una práctica regular de discipulado para los seguidores de Jesús. 
  • La generosidad es alegre, ¡incluso divertida! Es dar lo que surge de la gratitud, no de la coerción o la manipulación. Las congregaciones generosas no “toman” la ofrenda; en cambio, nos invitan a compartir, dar y participar como oportunidades significativas para vivir nuestra fe y participar en algo más grande que nosotros mismos. Entonces, mientras practica la generosidad, ya sea para poner una ofrenda en el plato de ofrendas, hacer clic en el botón “Donar”, cocinar para una comida para recaudar fondos, ser voluntario para el servicio comunitario o compartir amistad con un vecino o un refugiado, dé gracias y ¡alégrese de que puede ser parte del generoso regalo de la vida y amor de Dios para el mundo!

-Heidi Regier Kreider, Ministra de la Conferencia del WDC