En esta reflexión trataremos de contextualizar el significado de las huellas de Jesús en el camino a la cruz. Lo que también conocemos como El Vía Crucis. El relato de Está procesión esta tradicionalmente vinculada las conocidas Estaciones de la Cruz que va desde el Pretorio hasta El lugar llamado el Gólgota (Juan 19, 17).
Cuando leemos en los evangelios el relato de Jesús cargando su cruz, llevando el peso del pecado y dando la mas irrefutable muestra de amor al dar su vida por la humanidad, no podemos reusarnos a tratar de encontrar el sentido al dolor y sacrificio del Hijo de Dios por nosotros.
Esta muestra de amor de Jesús, no solo se convirtió en la expiación por los pecados, sino también en la victoria sobre la muerte y maldición a la que estábamos condenados por nuestras transgresiones.
Con tanto dolor y sufrimiento en el mundo, me pregunto si esa Vía Dolorosa que Jesús recorrió la veríamos en diferentes partes del mundo, cuales serían los latigazos y cual seria la corona de espinas que hoy coronara el sacrificio de Jesús
En Lucas22:39-46 Jesús oraba y se debatía entre el plan de Dios y su humanidad, el temor al dolor y las condiciones. Veo en este pasaje que Jesús nos enseña la obediencia al Plan Divino y la dependencia de Dios aun cuando no encontramos el sentido a las circunstancias.
La desolación de la traición por aquellos que consideramos cercanos (Lucas 22:47-48 y Lucas 22:54-62) nos amedranta y hasta disminuyen las ganas de continuar y debilita la fe. Pero en este Camino a la Cruz vemos a un Jesús que confía en el proceso y no reniega ni siquiera de los que lo traicionan.
En un mundo donde entendemos que la autoridad ya no es dada por un titulo sino por el servicio y testimonio Jesús nos ensena que es por convicción y no por tradición que se cimenta la fe, (Lucas 22:66-71). la injusticia que cínicamente quedan al descubierto en nuestra sociedad también fue parte protagónica del Camino a la Cruz de Jesús. Como en Lucas 23:13-25, es más fácil escudarnos bajo lo establecido que ir contra corriente siguiendo a Jesús como ejemplo de paz y justicia.
A diferencia de Jesús, para quien cargar la cruz fue un acto de amor voluntario, Simón de Cirene fue obligado a llevar la cruz de Jesús, (Lucas 23:26). En ocasiones nos vemos en el lugar de acompañar a otros en su dolor, o en sus procesos de vida y sin entender ¿porque yo? y a veces hasta renegando. Es hasta que peregrinamos juntos, cuando conocemos de cerca el dolor ajeno, o la injusticia que otros viven que realmente podemos entender la enseñanza de Jesús de amarnos los unos a los otros.
Aun cuando sufría y sus fuerzas menguaban Jesús alza su voz por aquellos más vulnerables, y aboga por las viudas y sus hijos, por los que no tenían voz (Lucas 23:27-31). Este acto de compasión y justicia debería hacer eco en nosotros sin importar si tenemos mas o menos, seguramente habrá algo en lo que podamos demostrar compasión y justicia.
En Lucas 23:43 vemos a Jesús ejerce su poder como hijo de Dios, apiadándose de aquel hombre que imploro su misericordia, y una vez más cumpliendo la palabra de liberación y salvación también declarada en Lucas 4:18-19
“El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor”.
Como madre me llama grandemente la atención del cuidado que Jesús mostro para con su familia, y amigos (Lucas 23:48-49, Juan 19:25-27). El no fue indiferente con el dolor, y tenia cuidado de los que amaba, para Jesús el bienestar de los cercanos también fue una prioridad como lo vemos atreves de los evangelios como la suegra de Pedro, Lázaro, María y Marta. Nos enseno a mirar por las necesidades de otros y no vivir mezquinamente, cuidémonos los unos a los otros.
Jesús es crucificado (Lucas 23:33-47) aparentemente el oprobio mas humillante que un ser humano y su familia pudiera recibir en esos tiempos. Hoy seria como la derrota de la causa del movimiento, pareciera que habría sido la falla del plan divino. Pero gracias a Dios no se trataba sino del acto público de que daría la pauta para la redención de la humanidad.
Jesús muere en la cruz (Lucas 23:44-46), y se rasga la cortina del Templo, símbolo de la separación del hombre con Dios, dejando en manifiesto el Nuevo Pacto, ahora seríamos capaces de aproximarnos al trono de gracia confiadamente para el perdón de los pecados pues el Cordero inmolado había pagado el precio de la dadiva de la salvación.
Jesús es sepultado (Lucas 23:50-54). En este texto me gustaría resaltar a José de Arimatea. Quien ofrece una sepultura para Jesús, motivado por la culpa o por sus creencias religiosas. Este no levanto su voz mientras Jesús sufría y era condenado, pero como buena persona quiso hacer algo siempre que no comprometiera su estatus o por temor a las consecuencias. Me pregunto cuantos José de Arimatea aun vemos el camino a la cruz desde lejos.
Desde mi experiencia como cristiana creo que las heridas de Jesús representan todas esas cosas que en el camino nos hieren física, emocional y espiritualmente. Pero también la esperanza de Consolación.
Lo he vivido y puedo dar testimonio de lo real que ha sido la obra redentora de Jesús no solo al morir y padecer, pero al mostrarme que es posible continuar con esperanza y fe en que Dios esta obrando en cada paso del camino. Que no son las circunstancias sino el diseño perfecto del plan de Dios lo que nos darán la victoria, y por su amor inmensurable que experimento cada día es que tomo mi cruz y lo sigo como mi Señor y salvador. (Marcos 15:20)
Sin el deseo de compararme a Jesús, se que el camino no es en vano y que cada experiencia es un aprendizaje de amor, que no debo callar sino compartir mi historia para glorificar a Dios y servir de esperanza para aquellos que aun estén pasando por cada una de estas estaciones de dolor. Porque he visto a Dios actuar en mi vida con confianza y firmeza digo que hay vida en Jesús el autor y consumador de nuestra salvación.
-Por Sandra Montes-Martinez, Ministra Asociado de la Conferencia (Basado en Texas)
Way of the Cross
In this reflection, I will try to contextualize the meaning of the footprints of Jesus on the way to the cross. What we also known as the Via Crucis, Way of the Cross. The story of this procession is traditionally linked to the well-known Stations of the Cross that goes from the Praetorium to the place called Golgotha. John 19:17
When we read in the gospels the story of Jesus carrying his cross, bearing the weight of sin, and giving the most irrefutable sign of love by giving his life for humanity, we cannot refuse to try to find meaning in the pain and sacrifice of the Son of God for us.
This show of love from Jesus, not only became the atonement for sins, but also the victory over death and the curse to which we were condemned for our transgressions.
With so much pain and suffering in the world, I wonder if we would see that painful way that Jesus journeyed in different parts of the world. What would be the lashes and what would be the crown of thorns that crowned the sacrifice of Jesus today?
In Luke 22:39-46, Jesus was praying and torn between God’s plan, his humanity, fear of pain, and circumstances. I see in this passage that Jesus teaches us obedience to the Divine Plan and dependence on God even when we do not make sense of the situations.
The desolation of betrayal by those we consider close to us, Luke 22:47-48 and Luke 22:54-62, intimidates us and even decreases the desire to continue and weakens faith. But in this Way to the Cross, we see a Jesus who trusts in the process and does not reject those who betray him.
In a world where we understand that authority is no longer given by a title, but by service and testimony, Jesus teaches us that it is by conviction and not by tradition that faith is founded (Luke 22:66-71). The injustice that is cynically exposed in our society was also a leading part of the Way to the Cross of Jesus, as in Luke 23:13-25. It is easier to hide behind what is established than to go against the current and following Jesus as an example of peace and justice.
Unlike Jesus, for whom carrying the cross was an act of voluntary love, Simon of Cyrene was forced to carry the cross of Jesus (Luke 23:26). Sometimes we see ourselves in the place of accompanying others in their pain or in their life processes. Without understanding we may ask, why me? Sometimes we even refuse to get involved. It is only when we pilgrimage together, when we get up close to the pain of others or the injustice that others experience, that we can truly understand Jesus’ teaching of loving one another.
Even when he suffered and his strength waned, Jesus raises his voice for those most vulnerable. Jesus advocated for widows and their children and for those who had no voice (Luke 23:27-31). This act of compassion and justice should resonate with us even if it means to get uncomfortable and be in other people shoes. Surely there will be something in which we can show compassion and justice.
In Luke 23:43, we see Jesus exercising his power as the Son of God, extending compassion on that man who implored his mercy, and once again fulfilling the words of liberation and salvation declared in Luke 4:18-19.
“The Spirit of the Lord is upon me, because he hath anointed me to preach the gospel to the poor; he hath sent me to heal the brokenhearted, to preach deliverance to the captives, and recovering of sight to the blind, to set at liberty them that are bruised, to preach the acceptable year of the Lord.”.
As a mother, I am greatly struck by the care that Jesus showed towards his family and friends (Luke 23:48-49, John 19:25-27). He was not indifferent to the pain. He took care of those he loved. For Jesus, the well-being of those close to him was also a priority. We see this through the gospels as Peter’s mother-in-law, Lazarus, Mary, and Martha. He taught us to look for the needs of others and not to live meaninglessly. Let’s take care of each other.
Jesus is crucified in Luke 23:33-47. It was the most humiliating opprobrium that a human being and his family could receive in those times. Today would be like the defeat of the cause of the movement. It seems that it would have been the failure of the divine plan, but for me, it was the public testimony that would set the redemption of humanity.
Jesus dies on the cross in Luke 23:44-46. The curtain of the Temple is torn, a symbol of man’s separation from God, revealing the New Covenant. Now we would be able to approach the Throne of Grace confidently for the forgiveness of sins because the slain Lamb had paid the price for the gift of salvation.
Jesus is buried in Luke 23:50-54. In this text, I would like to highlight Joseph of Arimathea. He offers a burial for Jesus which may be motivated by guilt or their religious beliefs? He did not raise his voice while Jesus suffered and was condemned. Instead, as a good person, he wanted to do something as long as it did not compromise his status or for fear of the consequences. I wonder how many Josephs of Arimathea still see the way to the cross from afar.
From my experience as a Christian, I believe that the wounds of Jesus represent all those things that hurt us physically, emotionally, and spiritually along the way. But also, the hope of consolation.
I have lived it and I can testify to how real the redemptive work of Jesus has been for me. Not only by dying and suffering, but by showing me that it is possible to continue with hope and faith that God is working every step of the way. That it is not the circumstances, but the perfect design of God’s plan that will give us victory. Because of his immeasurable love that I experience every day, I take up my cross and follow him as my Lord and savior (Mark 15:20).
Without the desire to compare myself to Jesus, I know that the journey is not in vain and that each experience is a learning of love. I should not be silent, but should share my story to others to glorify God so it can serve as hope for those who are still going through each one of these painful situations.
Because I have seen God at work in my life, with confidence and firmness, I say that there is life in Jesus our savior.
-Sandra Montes-Martinez, WDC Associate Conference Minister (TX-Based)