Me gusta pensar que si la biblia esta llena de historias de gente y su relación con Dios, es porque al conocer estas historias conectamos con lo que pasa en nuestra propia contexto  y nos damos cuenta de que una de las virtudes del Autor es la empatía con cada una de estas vivencias, con cada una de estas realidades y que al igual que en las mías, Dios está interesado en que caminemos con el sin ignorar al que está a nuestro lado.

Estar unidos por una promesa fue lo que llevo a un grupo de creyentes a estar juntos, como lo relata hechos 2:46-47. Había un mandato y una esperanza de que algo pasaría y esto solo ocurriría cuando estuvieran unidos a pesar de sus diferencias. Esto llevo a este grupo de personas a buscar el bien común, a repartir sus pertenencias, a buscar que todos tuvieran lo necesario para vivir, sin descuidar la oración y adorar a Dios, esto parecía ser lo que les recordaba porque estar juntos, la promesa dada y de donde tomaban la fortaleza para continuar perseverando.

Con el poder del Espíritu Santo en ellos y el testimonio viviente de una comunidad de creyentes, empática que vivía lo que predicaba fue la fórmula que esta iglesia en el libro de Hechos uso para atraer a MUCHOS a convertirse en seguidores de Jesús.

Esto deja muchas variantes, que hoy en día son factores controversiales que no siempre podemos controlar; como por ejemplo abrirnos a compartir nuestras historias y por supuesto esto nos hace vulnerables y para muchos es un lugar de dolor pues han sido lastimados, y quiero ser sensible con esto.

Sabemos que ya no vivimos en el tiempo donde “mi casa es tu casa” por el contrario buscamos asegurar lo propio y ponemos cercas y limites que nos ayudan a no ser lastimados y no estoy proponiendo que no tengamos limites SALUDABLES. Por el contrario, creo que, si todos nos conocemos un poco mejor, seria más fácil saber lo que lastima a mi prójimo y partiendo desde los frutos que produce el tener una relación cercana con Dios podríamos protegernos y buscar el bien los unos de los otros.

Si, pudiera traer un poco de incomodidad el abrirse a escucharnos y conocernos fuera de nuestra pequeña cajita. Creo que el miedo a la incomodidad y el desorden de la vida de “otros” puede tal vez revelar algo de lo que yo misma necesito sanidad; o por el contrario estas vivencias nos traen esperanza de que es posible no vivir en el dolor, pues alguien más lo vivió y salió adelante con la ayuda de Dios y de una comunidad a su alrededor.

¿Qué tal, sí pusiéramos de lado la creencia de “que si no lo puedes medir no existe” y le diéramos paso a dejar que Dios nos sorprenda cuando nos conectamos con otros?

¿Qué tal si como seguidores de Jesús y comunidades de fe construyamos relaciones que van más allá de solo llenar las bancas del templo?  sino realmente conectar con la gente sus necesidades, sus vivencias.

Hoy en día parece que queremos descubrir nuevas formas de ser iglesia, parece que algo no esta funcionando y estamos muy preocupados por el futuro de la iglesia y hemos hecho todo un mercado de métodos y estudios de como ser o continuar siendo iglesia. Desde mi experiencia y vivencia caminando con otro, creo que regresar a la simpleza de conectar con otros a través de su cotidianidad y atender las necesidades humanas sin descuidar la relación ferviente con Dios, nos llevara a que “cada día el Señor hacía crecer la comunidad con el número de los que él iba llamando a la salvación”. Hechos 2:47(b).

Creo fervientemente que haciendo esto daremos un sentido real a la vida y seremos fortalecidos como individuos que caminan con otros y se atrevieron a conectarse.

-Sandra Montes-Martinez, Ministra Asociado de la Conferencia WDC (basado en TX)


Dare to connect…

I like to think that if the bible is full of stories of people and their relationship with God, it is because by knowing these stories we connect with what happens in our own context and we realize that one of the virtues of the author is empathy with each one of these experiences. With each one of these realities, God is interested in us walking with Him without ignoring the one who is by our –side.

Being united by a promise was what brought a group of believers together, Acts 2:46-47 says. There was a mandate and a hope that something would happen and this would only happen when they were united despite their differences. It led this group of people to seek the common good, to share their belongings, to ensure that everyone had what they needed to live, and to live without neglecting prayer and worshiping God. This seemed to be what reminded them why they were together, why the promise was given, and from where they took the strength to continue persevering.

The power of the Holy Spirit was in them and they were a living testimony of a compassionate community of believers who lived what they preached. This was the formula that the church in the book of Acts used to attract MANY to become followers of Jesus.

Many of these practices may be controversial factors in today’s social climate, such as opening ourselves up to share our stories. Of course this makes us vulnerable and for many, it is a place of pain because they have been hurt.  I want to be sensitive about this.

We know that we no longer live in a time where “my house is your house”. We seek to ensure our own and we put up fences and boundaries that help us not get hurt. I am not suggesting that we do not have HEALTHY boundaries. On the contrary, I believe that if we all got to know each other a little better, it would be easier to know what hurts my neighbor and it would be easier to connect to others over the bases of the fruits produced by having a close relationship with God. We could protect ourselves and seek the good from each other.

It can bring a bit of discomfort to open up and to listen and learn about each other outside of our little box. I believe that the fear of discomfort and the disorder in the lives of “others” may perhaps reveal something that I, myself need healing from. Or on the contrary, these experiences bring us to hope that it is possible not to live in pain because someone else lived it and continued forward with the help of God and a community around them.

What if we put aside the belief that “if you can’t measure it, it doesn’t exist” and gave way to let God surprise us when we connect with others?

What if as followers of Jesus and communities of faith we build relationships that go beyond just filling the pews of the temple, but really connect with people’s needs and experiences.

Today it seems that we want to discover new ways of being a church. It seems that something is not working and we are very concerned about the future of the church. We have made a whole market of methods and studies on how to be or continue being a church. From my experience and experience walking with others, I believe that returning to the simplicity of connecting with others through their daily lives and attending to human needs without neglecting the fervent relationship with God will lead us to “every day the Lord made the community grow with the number of those he was calling to salvation”. Acts 2:47(b).

I fervently believe that by doing this, we will give real meaning to life and be strengthened as individuals who walk with others and dare to connect.

-Sandra Montes-Martinez, WDC Associate Conference Minister (TX-Based)