Como un árbol, así también cualquier comunidad religiosa depende de sus raíces para mantenerse con vida. En las raíces encuentra su identidad y firmeza para crecer. Pero también, como un árbol para su crecimiento, la comunidad necesita apertura a la luz. En esta tensión de enraizamiento y apertura se desarrolla la vida de la comunidad religiosa, en particular, la comunidad anabautista-menonita. Este libro se escribió siguiendo esa tensión vital que procuramos mantener. Por una parte, para reencontrarnos con raíces de una tradición religiosa no siempre reconocida, aun por sus mismos herederos. Estas raíces siguen siendo pertinentes y contemporáneas. Es decir, necesarias para la humanidad actual. Ignorar o romper con aquellas raíces nos haría perder vínculos con un pasado que es fundamental para no caer en un vacío religioso y teológico, pero también imposibilitándonos de hacer un genuino aporte al proceso de salvación. Por otro lado, se impone siempre la necesidad de una revisión crítica de la tradición y apertura a la experimentación de nuevas formas de fe y comportamiento.

“Desacreditar o reprimir esta apertura nos haría caer en el ostracismo que a la larga produce un aislamiento externo y un vacío interno. En pocas palabras: no podemos desvincularnos absolutamente de todas las raíces heredadas de nuestros antepasados. Pero tampoco podemos quedarnos conforme con todo lo heredado.”
-Por: Tony Brun, SIENDO ANABAUTISTA Y CONTEMPORANEO Contribuciones para una comunidad local con conciencia universal (Semilla, Guatemala).

Me pareció a bien citar este comentario de Tony Brun en este momento donde pareciera lo más adecuado hacer borrón y nueva cuenta de casi todo lo establecido. Con grandes posibilidades de que mi opinión no sea la más popular me atrevería a decir que abolir lo establecido sin rescatar el aprendizaje y la identidad que esto añadió a la vida como la conocemos podría llevarnos a cometer tantos o peores errores de los hoy protestaos.

Si entendemos que los cambio se fundan sobre suceso o precedentemente, seria acertado revisar no solo que debemos cambiar, pero como hacerlo y cual seria el beneficio colectivo de los cambios que nos retan.

La iglesia hoy en día esta ante las disyuntivas de adaptar muchas de sus prácticas, estilo, creencias y hasta lugar de reunión y esto representa mas que un reto pareciera un camino sin retorno. Invitarnos a un dialogo honesto es esencial, pero creo que invitar al Espíritu Santo a guiarnos es fundamental.
Resistirnos a los cambios también puede ser negarnos a escuchar a Dios en la feroz tormenta o en el silencio de un árido desierto.

Como reflexión personal, para hacer un acertado cambio sería interesante responde las preguntas de: ¿qué es lo que nos da vida cuando hacemos iglesia juntos? ¿Qué es lo que nos detiene para hacer los cambios? ¿Y cómo estos factores edifican el reino de Dios y la obra de la iglesia?

Si profesamos que Jesús es el centro de nuestra Fe, Comunidad como centro de la vida Y La Reconciliación es la tarea como misión que se nos ha encomendado. La tarea de proponer y ejecutar cambios en la iglesia es tarea de todos y todas. “para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor” Efesios 3:17.

Por Sandra Montes-Martinez, WDC Ministra Asociado de la Conferencia


Let’s Talk about the Church

Like a tree, a religious community depends on its roots to keep up with life. In the roots, it finds its identity and strength to grow. Also, as a tree grows, the community needs openness to the light. In this tension of rooting and opening, it develops the life of the religious community. In particular, the Anabaptist-Mennonite community. This book was written following that vital tension that we try to maintain. On one hand, rediscovering the roots of a religious tradition not always recognized even by their own heirs. These roots remain relevant and contemporary. This is necessary for the current humanity. Ignoring or breaking these roots would make us lose ties with a past that is fundamental to avoiding falling into a religious and theological vacuum, but also making it impossible to make a genuine contribution to the salvation process. On the other hand, the need for a revision is always imposed criticism of tradition and openness to the experimentation of new forms of faith and behavior.

“Discrediting or repressing this openness would make us ostracize that in the long run producing an external insulation and an internal vacuum. In short: we cannot absolutely disassociate ourselves from all the roots inherited from our ancestors, but we can’t be content with everything inherited either.” -By Tony Brun Tony Brun, SIENDO ANABAUTISTA Y CONTEMPORANEO Contributions for a local community with universal conscience (Semilla, Guatemala).

It seemed good to me to quote this comment by Tony Brun at this moment where it seems the most appropriate to make a clean slate of almost everything that has been established. With great possibilities that these opinions may not be the most popular, I would dare to say that abolishing the established without rescuing learning and the identity that this added to life as we know it, could lead us to commit as many or worse mistakes of like the ones we protest today.

If we understand that changes are based on success or precedent, it would be wise to review not only what we should change, but how to do it and what would be the collective benefit of the changes that challenge us.

The church today is faced with the dilemma of adopting many of its practices, style, beliefs, and even meeting place and this represents more than a challenge. It seems like a path of no return. Inviting us to an honest dialogue is crucial, but I think inviting the Holy Spirit to guide us is essential.

Resisting change can also be refusing to listen to God in the fierce storm or in the silence of an arid desert.

As a personal reflection, to make an accurate change it would be interesting to answer the questions of what is it that gives us life when we do church together? What is stopping us from making the changes? And how do these factors build up the kingdom of God and the work of the church?

If we profess that Jesus is the center of our Faith, Community is the center of life and Reconciliation is the task as a mission that has been entrusted to us. The task of proposing and executing changes in the church is everyone’s job. So “That Christ may dwell in your hearts by faith; that ye, being rooted and grounded in love”. Ephesians 3:17.

By Sandra Montes-Martinez, WDC Associate Conference Minister